El modelo de orientación laboral, está generando más de un quebradero de cabeza en Navarra.
En el fondo de la «polémica» está la creación de un cuerpo de orientadores/as, con un perfil muy específico para las personas que formen parte de él. De modo que se trate de titulados/as en Psicología, Pedagogía y Psicopedagogía. (vaya por delante, que como pedagogo, estoy encantado de que se nos tenga en cuenta para algo… Al margen del «día de Reyes», cuando una vez al año, se ve a un/a pedagogo/a en los medios de comunicación, hablando sobre la idoneidad de determinados regalos y la influencia de la cantidad de regalos en la actitud de la población infantil respecto de la vida familiar y la «paz social» del hogar…)
Esto ha provocado una situación difícil en las que hay varios frentes abiertos:
Constitución de relaciones de aspirantes a contratación temporal / formación
Uno de ellos, se abre ante la Resolución 1983/2016, de 5 de septiembre, de la Directora General de Función Pública, por la que se aprueban las convocatorias para la constitución, a través de pruebas selectivas, de dos relaciones de aspirantes al desempeño de puestos de trabajo de Titulado Superior, una para la contratación temporal y otra para la formación en situación de servicios especiales, en orden a la cobertura de las necesidades que se produzcan en el Organismo Autónomo Servicio Navarro de Empleo/Nafar Lansare.
El apartado c) de la base Segunda (Requisitos). Determina que: las personas que deseen presentarse a dichas pruebas, deben «hallarse en posesión del título de Licenciado o Graduado en Psicología, Pedagogía, Psicopedagogía, o título declarado equivalente a alguno de los anteriores, o del resguardo de haber satisfecho los derechos para su obtención en la fecha en que termine el plazo de presentación de solicitudes»
Dejando fuera a personas con titulaciones, que junto con las anteriores, siempre han estado en el ámbito de los profesionales de la orientación laboral, tales como sociología, trabajo social, educación social, derecho, relaciones laborales o Ciencias del trabajo.
Ello ha conllevado el que la citada Resolución y el proceso selectivo que se ha ido desarrollando haya «sufrido» la interposición de varios recursos de alzada, Uno frente a la propia convocatoria, y otro frente a las puntuaciones definitivas y frente a las listas de aspirantes
Dentro del Servicio Navarro de Empleo
Por otra, parte, dentro del propio Servicio Navarro de Empleo, según se publica hoy 3 de octubre de 2017 en Diario de Navarra, parece que se ha realizado una propuesta de reconversión de aquellas personas que cuentan con el puesto de «titulado superior» a «Titulado Superior en Empleo».
Según el periódico: «La gerente del Servicio Navarro de Empleo (SNE), Mari Paz Fernández, y otros ocho funcionarios (siete de ellos jefes y responsables de servicio) no han aceptado que sus puestos de trabajo de Titulado Superior se reconviertan a Titulado Superior en Empleo, tal y como se había propuesto desde el propio organismo»
Al parecer, de las 14 personas a las que se ha propuesto este cambio, seis personas han accedido a ello y las otras ocho, lo han rechazado hasta que no se clarifique la nueva estructura. También se cita el «temor» de alguna de estas personas a verse «abocadas», al regresar a su puesto básico, a realizar labores de orientación, si aceptan el cambio de su puesto de Titulado Superior a Titulado Superior en Empleo.
¿Dónde está el problema?
Comparto la necesidad de establecer un perfil para los/as profesionales de la orientación laboral, profesional o sociolaboral, de forma que el servicio que se pueda proporcionar a las personas usuarias, sea el mejor posible. Comparto la apuesta del propio Servicio Navarro de Empleo por distinguir dentro de la orientación, dos niveles: uno básico, y otro especializado.
Entonces, ¿dónde está el problema? UNa parte del mismo lo encuentro en la inexistencia de una titulación propia específica (un grado universitario o un Ciclo Formativo de Grado Superior), en materia de orientación.
Ante una actividad que se sitúa en la intersección de varios campos profesionales como los citados de esta entrada, las personas que profesionalmente nos situamos en el entorno de esta profesión, somos personas que nos hemos tenido que buscar la vida, fundamentalmente «rascándonos el bolsillo» para complementar las carencias que nuestra titulación educativa tenía con respecto al amplio abanico de funciones y conocimientos que exige la profesión de orientador/a.
Así, hay quien se ha tenido que formar en: normativa laboral, formación para el empleo, nuevos yacimientos de empleo, técnicas de selección de personal, nuevas tendencias en reclutamiento, autoempleo, programación e impartición de talleres de búsqueda de empleo, la marca personal, la búsqueda de empleo a través de las redes sociales…
De ahí que se haya trabajado hasta la fecha con equipos multidisciplinares. Personas con distintas titulaciones, pero todos ellos con un nexo en común: contaban con una formación específica en orientación sociolaboral, que les capacitaba para realizar correctamente su trabajo. El sistema tenía errores. Cierto que una misma persona podía pasar por distintos servicios de orientación, y a la que se le proporcionaba, a priori, una atención similar, contando sin embargo como un usuario diferente. Cierto que en algunos casos, en la atención contaba más la cantidad de personas atendidas, que la calidad del servicio.
Sin embargo, estoy convencido de que en Navarra, contamos con personas muy preparadas y con una trayectoria profesional muy amplia, que sería bueno aprovechar.
Afortunadamente en nuestra comunidad no partimos de cero. Los cimientos están ahí. Vamos a aprovecharlos y a afianzar esa estructura, para que el sistema funcione de la mejor forma posible y las personas usuarias de los servicios de empleo, y de las entidades dedicadas a la intermediación y orientación laboral, sientan que la atención proporcionada les ha servido realmente para conseguir sus objetivos.
¿Y tú qué opinas?
La profesión de orientador/a laboral se lleva desarrollando muchos años en España, pero es un puesto que ha tenido una escasa o nula profesionalización. La parte positiva de esta escasa profesionalización incide directamente en que sea una profesión que bebe de muchas disciplinas: psicología, sociología, derecho, trabajo social, pedagogía, psicopedagogía, magisterio, educación social.
De un tiempo a esta parte escuchamos hablar del coaching, PNL y de lo que estas herramientas pueden aportar a los procesos de cambio y consecución de objetivos.
Hay personas que como yo se han reinventado porque sus circunstancias profesionales o personales en un momento cambiaron.
Mi caso: Tenía un puesto seguro en una multinacional, unas condiciones de las que no me podía quejar. Sin embargo, estaba aquilosada. Un trabajo complicado, lidiar con personas de diferentes países con valores, creencias, formas de vida dispares o totalmente opuestos, el estrés, miles de objetivos y decenas de situaciones que no lograba ni quería entender. Iban pasando los años y me sentía segura en mi zona de confort pero con la sensación de no estar desarrollándome al 100%.
En mi camino a una reinvención descubrí lo que realmente me apasiona; trabajar con y para personas(siempre lo hice pero era diferente), facilitar caminos para aumentar la felicidad y la satisfacción personal de las personas para que sean también mejores profesionales.
Poder mejorar la vida de los demás es una fuente de motivación constante. Para ello me formé en Coaching, PNL, inteligencia emocional, neurociencia, recursos humanos y sigo haciéndolo en herramientas que ayudan a crear cambios positivos y duraderos en las personas.
El camino no ha sido fácil pero no me arrepentido ni un solo momento de esta decisión.
Con esto quiero decir que el puesto de orientador/a laboral no debería ser “de uso exclusivo” para titulados en las disciplinas anteriores. Hablo con conocimiento de causa, cuando me atrevo a decir que sus funciones se limitan a seguir simples procedimientos los cuales no han dado los resultados esperados. No son personas que acompañan, motivan y ayudan en el camino hacia el puesto/nuevo trabajo (en estos casos el estar acompañado/a puede ser una de las mejores decisiones para esta fase tan intensa de la vida).
A mi parecer cuando llega el momento de encontrar un trabajo se han de reducir las preocupaciones para comenzar un nuevo camino en el cual las personas puedan realizar las decisiones correctas y aprovechar su tiempo al máximo. Un camino en el que recuperen la ilusión perdida.
Existimos profesionales que si nos dejaran o nos dieran la oportunidad también podemos aportar nuestro granito de arena a la causa.
El coaching laboral o desarrollo profesional coinciden en gran parte con los destinatarios/as de la orientación laboral ya que está enfocado para personas que no tienen trabajo/perdieron su trabajo y quieren incorporarse al mercado laboral.
La gran diferencia del Coaching es la forma de trabajo, las herramientas, el enfoque, la metodología, la visión…
Los beneficios son que ayudan a las personas a: Definir objetivos, esclarecer posibilidades de manera positiva, concreta y verificable, Alcanzar metas de una forma práctica, Darle al trabajo la importancia que se merece, Elegir el campo profesional, Montarse su propia empresa, Dedicarse a lo que les gusta, Conciliar vida personal y profesional, Aprovechar la oportunidad y encontrar un trabajo acorde a sus perfiles profesionales.
En un proceso de Coaching podemos: Definir “las pruebas” que indicarán un acercamiento y el logro de objetivos, Identificar y superar las limitaciones, Fortalecer recursos, Generar opciones, Definir un plan de acción detallado, Ponerse en marcha, Conseguir cambios consistentes y sostenidos en el tiempo y Mejorar la satisfacción.